No había escapatoria! Por más que se intentara, no había otra salida que avanzar con el denso flujo de la sudorosa multitud.
Un desafortunado turista tomó fotografías de los paneles
explicativos, sin poder detenerse, ni
mucho menos leerlos, antes de ser arrastrado hasta la siguiente obra maestra oculta a la
vista.
Miguel Ángel fue un genio visionario para pintar
no sólo las paredes de la Capilla Sixtina del Vaticano, sino principalmente sus techos. Más de quinientos años después, al menos los
techos, se pueden admirar sin obstáculos por muy apretada que esté la marea
humana bajo ellos, y por más tensos que estén los músculos del cuello.
Este fue el Museo del Vaticano, con sus galerías interminables
llenas con algunas de las mejores piezas que la civilización occidental haya
producido. Numerosas obras destacadas ocultas a la vista por la presencia de
los turistas, muchos de los cuales intentaban aprovechar al máximo una
experiencia única en la vida.
Este, era un día de la semana a principios de otoño, cuando los
viajeros en la mayoría de los destinos esperan que la temporada alta de
turistas finalmente dé paso a una apariencia de civismo.
No en Roma, ni en el Vaticano.
Pero, un momento! Hay otro camino, y ni siquiera tiene que renunciar a una visita a un lugar como Roma.
Al dia siguiente, después de la sofocante experiencia zombi en el Museo del Vaticano, vamos al Museo de Palazzo Massimo alle Terme, miramos furtivamente por encima del hombro, y nos preguntamos "¿Dónde está la gente?"
El arte del Vaticano es insuperable, pero en Palazzo Massimo alle Terme podemos encontrar un Discóbolo de 2,000 años de antigüedad, y nos preguntamos: “cómo se puede poner una expresión tan humana en el Boxeador de bronce?” Y en este museo, podemos girar alrededor de él y admirarlo desde todos los ángulos sin ningún otro turista a la vista.
Todo se reduce a la aceptación de que no podrá ver las cinco atracciones principales de la
ciudad. Lo que perderá es la satisfacción de decir - "Estuve en la Capilla Sixtina" - pero a la vez obtendrá una verdadera
experiencia de viaje y un sentido de aventura para salir de los recorridos comunes.
Así es como esta filosofía podría ponerse en práctica en una visita a Roma, aún cuando para algunos podría parecer un sacrilegio:
· Salte la visita al interior del Coliseo. No se preocupe, lo
verá perfectamente desde fuera. En vez de ello, pruebe las Termas de Caracalla.
Los restos de las termas, que utilizaban 1.600 personas a la vez en la época
romana, son impresionantes y allí podrá admirar maravillosos mosaicos en el
piso.
· Vea 10 grandes
pinturas de cerca, en lugar de ver 100 detrás de un bosque de palos para
selfies. Para ello, vaya al Palazzo Doria Pamphilj. La historia cuenta que
cuando el papa Inocencio X vió su retrato hecho por Velásquez, el pontífice
exclamó "¡Troppo Vero!", (Demasiado real!), y lo escondió al público por
mucho tiempo. Muchos lo consideran el mejor retrato de la historia, aunque las
hordas de turistas no lo saben.
· Roma está tan
cargada del mejor arte que la lista de alternativas es infinita. ¿Demasiados
hombros sudorosos para obtener una buena toma de las estatuas del legendario
Bernini en la Piazza Navona? Diríjase a Santa Maria della Vittoria un poco
apartada y verá quizás su obra más grande, la escultura que representa "El
éxtasis de Santa Teresa". No diré más, pero lea el texto del panel que está
en la iglesia y encontrará un pasaje bíblico que podría hacer sonrojar a “Las Cincuenta
Sombras de Grey”.
Este es sólo un consejo ya que lo último que necesita un turista
intrépido es que alguien le diga dónde ir. Así es exactamente como el turismo se
convirtió en overtourism
Para Mark Twain en el siglo XIX, el "placer más noble" de su gran viaje fue "la idea de ser el primero en..." Luego vino a Roma y se dió cuenta que es casi imposible ser "el primero en". Se preguntaba que hay para que yo toque y que otros no hayan tocado?"
El desafío para el siglo XXI es casi el opuesto: en lugar de que el viajero toque algo, el desafio es: cómo ser tocado por algo?, encontrar algo inspirador en este abrumador mundo del turismo de masas.
Sólo tiene que salir de la ruta clásica. Y con un poco de imaginación, esto
se puede hacer incluso dentro de Roma.
Artículo de Raf Casert. Associated Press. 29/05/2018
Traducción libre de Elena Beatriz Talledo.
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